miércoles, 17 de junio de 2015

Figurita 104 - Francisco Fourcade - San Lorenzo Sub-15 1995

Francisco Fourcade – San Lorenzo Sub-15 1995

La sociedad debe replantearse el flagelo de las estrellas juveniles. Muchos niños sufrieron la fama repentina y las presiones que esta fama traía consigo. Le paso a Nico de Brigadacola; a Flopy de Grande Pa, Nadie de Chiquititas y hasta Macaulay Culkin.

Y en el futbol también pasa, a mediados de los noventa en la televisión de aire había un programa que enfrentaba a los juveniles de los equipos más importantes de la Argentina. Y allí el pequeño Francisquito o Panchi como le decían mostro destellos de calidad representando a San Lorenzo.
Los videos de este programa llegaron a Europa y el Milan ofreció una millonada por el pase del joven de 13 años y este viajo a Italia a hacer su prueba con el Rossonero.

En la península todo salió mal desde el comienzo. Una lesión en el segundo entrenamiento lo alejo unas semanas de las canchas y allí en plena recuperación cual Maradona en Barcelona conoció los vicios. 
Primero los caramelos masticables, cigarrillos de chocolate y finalmente las drogas duras como el turrón de navidad. Francisquito subió 10 kilos en tres semanas y debido a la azúcar había mutado su calma personalidad hacia una bastante más agresiva.

Los médicos y psicólogos del Milan le bajaron el pulgar. Francisquito volvió a la Argentina y nunca volvió a ser el mismo. Faltaba a los entrenamientos en San Lorenzo, discutía con los técnicos y cada dos por tres lo encontraban en el vestuario comiendo golosinas de todo tipo.

A los 15 cayó preso por asalto a Maxi-Kiosco y desde el club le dieron el pase libre.
Atrás quedaron los videos y revistas que hablaban del pibe fantasía, del sucesor de Maradona, de la nueva joya Argentina.

Hoy Francisco trabaja para una famosa empresa golosinera como sujeto de prueba donde le dan de probar todo tipo de golosinas, ya no tiene sus dientes originales y pesa arriba de los 100 kilos.
Un medio amarillista lo encontró hace poco siendo cargado en una carretilla dentro de dicha empresa luego de una sobredosis por un caramelo de prueba súper acido. En medio de balbuceos Francisco le pidió al periodista que haga su historia pública para evitarles a muchos niños el flagelo de la fama temprana y la adicción por caramelos.

Francisco Fourcade un caso más de cómo la sociedad olvida rápidamente a sus jóvenes ídolos.

martes, 9 de junio de 2015

Figurita 103 - Franciscus Cornelius - Dinamarca

Franciscus Cornelius – Dinamarca
El partido había terminado y Franciscus Cornelius había sido expulsado tras cometer su tercer penal en tan solo los 20 minutos que estuvo en cancha. Su primer y última convocatoria al equipo Danés terminaba entre sus lagrimas y los abucheos del centenar de personas que habían ido a ese amistoso de entrenamiento entre la selección Danesa y el humilde Fremad Valby de tercera división de ese país.
De más esta decir que ese también fue el último encuentro en la joven carrera de Franciscus Cornelius que tras una buena temporada en el Silkeborg fue convocado a la selección con tan solo 19 años.
Perdimos el rastro de él hasta varios años más tarde cuando lo encontramos trabajando en una panadería de Aarhus cocinando esas ricas galletitas danesas y obvio pan Danés. Allí con una paz espiritual que distaba mucho a la de aquel fatídico día de los tres penales nos explico que tuvo una crisis que lo llevo a su infancia cuando en el baile para juntar fondos para un viaje a la fábrica de galletitas de Copenhague.

Resulta que en ese baile los niños empezaban a bailar sus primeros lentos y mientras sus compañeros lograban bailar con sus compañeritas él era constantemente rechazado hasta que por fin se animo a encarar a Astrid, la chica que le gustaba. Ella acepto a bailar pero cuando él se estaba acercando tropezó y con la cabeza le rompió el tabique a la pobre Astrid que llorando y con el rostro lleno de sangre se fue corriendo hacia el baño. La fiesta se suspendió por este incidente y todos se quedaron sin la excursión a la fábrica de galletitas.

Así fue que Franciscus Cornelius nunca pudo conocer dicha fabrica que era algo que como a todo niño danés le fascinaba si no que tampoco pudo poder bailar el lento con Astrid la chica que le gustaba y que nunca más le dirigió la palabra. Fueron años duros en su adolescencia y Cornelius se refugió en el futbol y ese trauma con las mujeres y la fábrica de galletitas fue creciendo dentro suyo hasta reventar.
Y reventó ese día… el día de los tres penales, Franciscus Cornelius nos cuenta que el estadio donde se jugaba el encuentro estaba al lado de la famosa Fabrica de galletitas de Copenhague, fue ahí que con el olorcito a las galletitas calientes perdió la cabeza y su mente comenzó a jugarle una mala pasada.

En el primer corner Franciscus debía marcar al número ocho de ellos, mientras lo marcaba el córner se ejecuta y Cornelius se queda mirando el balón que venía por los aires, hasta que el mismo se convirtió en una deliciosa galletita de manteca Danesa, Franciscus Cornelius perdió el control y se abalanzo ante la misma que estaba a punto de ser impactada por la cabeza de su rival y Franciscus no tuvo mejor idea que agarrarlo para que no se coma la delicia danesa.

El shock fue aun mas grande cuando al caer al piso el réferi pitaba un penal y Franciscus no comprendía lo que acababa de pasar. Allí mismo se le vino a la mente Astrid y aquella historia traumática de su etapa escolar.
Las siguientes jugadas fueron similares otra vez penal en busca de la galletita y para el tercer penal su rival se transformo en la bella Astrid y nuestro querido Cornelius quiso quitarse esa espina y termino abrazadisimo con su rival… abrazadisimos los dos diría Sergio Dalma y en futbol eso es nuevamente penal y esta vez expulsión.

Y la historia es tal como la conocemos… tras contarla Franciscus Cornelius se queda en silencio y con una sonrisa dice que todo eso quedo atrás.
Hoy tiene su pequeña panadería en Aarhus donde cocina unas ricas galletitas de manteca y todos los jueves va a al centro de Jubilados de su barrio donde baila vals y canciones románticas con las jubiladas de Aarhus.