lunes, 18 de marzo de 2019

Figurita 141 - Viktor Kokosov - Dinamo Moscu

Viktor Kokozov - Dinamo Moscu

Ivan Kuriakin nació a mediados de los setenta en la Unión Soviética. Se crió en el barrio de Voykovsky, en los suburbios de Moscú. El soñaba con  jugar al fútbol en el Dinamo Moscú, el equipo del que era hincha. Lamentablemente no tenía ni el talento necesario ni la disciplina para llegar al menos a jugar en las inferiores del equipo moscovita.

A los golpes Iván terminó el colegio y por un contacto pudo conseguir trabajo rápidamente en la planta de ensamble de Lada en Moscú. No era lo que más le gustaba pero le servía para subsistir en la Unión Soviética de los ochentas.
Si bien tenía dinero suficiente para salir de vez en cuando, llevar a pasear a su novia Katrina y hasta conseguir discos de contrabando. Cada noche que apoyaba la cabeza en la almohada soñaba con los goles que iba a hacer con la camiseta del Dinamo. Claro que ese sueño se iba disipando a medida que el tiempo avanzaba y su vida seguía igual. Ivan que su cuerpo ya no era el mismo, estaba algo descuidado y que obviamente ya no estaba en edad de futbolista.

Iván se deprimio… no había nada en la vida que lo lograra hacer feliz, no le alcanzaba con ir a ver de vez en cuando al Dinamo, el queria estar ahi adentro del campo de juego, el queria patear la pelota y gritar un gol de cara a la hinchada.

Entrados los 30, Ivan ya estaba casado con Katrina y tenían dos hijos. Ya por los contactos de su padre lo habían ascendido de puesto en la planta de ensamble de Lada. Todo parecía funcionar bien visto desde afuera pero adentro de la cabeza de Iván su cerebro se estaba derritiendo. Una especie de fisión Nuclear Cerebral.

Y entonces los pensamientos y fantasías de ser futbolista dejaron de estar solo a la hora de dormir y pasaron a estar en el tiempo libre, en el trabajo, en la cena familiar, en todo momento. Y esto le traía personales con sus amigos, su familia y obviamente en el trabajo. Para ese entonces la Unión Soviética también había comenzado su colapso y todo el mundo estaba preocupado. Todos menos Iván que seguía en su nube de pedos de futbolista frustrado.

Y obviamente Ivan tambien colapso. Un dia en el trabajo se suponía que Ivan estaba poniendo los motores en el nuevo modelo de Lada (que era igual al modelo anterior) y si bien físicamente él estaba con el motor, su mente estaba anotando un gol en el clásico vs. el CSKA. Tan compenetrado estaba con su fantasía que Ivan gritó el gol que acababa de convertir y soltó la cadena que sostenía el motor. El motor lo aplasto.

Agonizando lo atendieron rápidamente y por suerte lo que parecía un accidente moral no parecía ser tan grave. Ivan recobró el conocimiento mientras le sacaban el motor de encima y mientras todos los compañeros lo miraban y le hablaban para que se mantenga consciente, Iván pudo divisar entre la multitud una cara conocida, era el mismísimo Joseph Stalin o mejor dicho, su fantasma.

El fantasma de Stalin dijo que venía a ayudarlo… era Octubre y como cada Octubre el fantasma de Joseph aparecía para cumplirle deseos a los ciudadanos de la Unión Soviética. En este octubre de finales de los 80 el fantasma de Stalin estaba visitando a Ivan Kuriakin. Stalin le preguntó a Iván que deseaba y este le contestó que lo unico que queria era jugar al fútbol en el Dinamo Moscú. El fantasma de Stalin se quedó pensativo y le dijo que podía cumplirle el sueño pero que tenía que dejar todo atrás y que obviamente olvidara su vida, sus hijos, su familia y hasta Katrina. Ivan lo miro a Stalin y cerró los ojos.

Ese mismo día a esa misma hora en la otra punta de Moscú nació Viktor Kokosov. Viktor Kokosov es uno de los mejores jugadores de fútbol que dio toda rusia. Su aspecto de obrero de fábrica engaña a sus rivales que no pueden entender como ese hombrecillo con pinta de obrero sea tan dócil y veloz con el balón. Viktor Kokosov jugó toda su carrera en el Dinamo anotando cientos de goles. Recibió ofertas de los clubes más importantes del mundo pero las rechazó a todas, al fin y al cabo el sueño de su vida era jugar en el Dinamo Moscú.

martes, 5 de marzo de 2019

Figurita 140 - Filiberto Gonzalez - Amkar Perm

Filiberto González a fines de los 90 quedó embelesado por las T.A.T.U una pareja de chicas rusas que conquistaron el mundo cantando “All the Things She Said” vestidas de colegiala y haciendo un acting lésbico soft delante de un grupo de personas que miraban horrorizadas. Con el tiempo nos enteramos que Julia y Lena (así se llamaban) solo hacían un acting y no eran pareja ni mucho menos.

Pero toda esta ola de Pop-Lesbico post-perestroika se instaló en la cabeza de Filiberto Gonzalez. Filiberto es uno de esos tipos que no tiene carisma, no es gracioso y es contador. Para suplir esas carencias, Filiberto se la da de intelectual, estudia Historia Rusa, fuma en pipa, se dejó la barba y en los restaurantes pide el plato más exótico que hay. Todo para impresionar a las chicas que en un principio caen ante este personaje hasta que se dan cuenta que es un pajero.

Pero Filiberto tiene una virtud, sabe jugar al fútbol. Lejos está de ser crack ya que fue rebotado de Comunicaciones y Platense pero digamos que la mueve.

Fue así que un dia se canso de ser rebotado constantemente en todas las “cervecerias artesanales” de capital federal y partió hacia la madre Rusia. Filiberto creía que su encanto latino serviria para enamorar a una rusa y asi por fin conseguir una mujer,

Las primeras semanas en Rusia no fueron fáciles, se ofrece como profesor de Español o de contador, pero no lograba conseguir trabajo… mucho menos lograr una cita.
Hasta que un día el dios del futbol lo iluminó… un señor lo vio jugar en un parque con otros extranjeros se le acercó y le ofreció jugar en su equipo. Ese señor era el “Ojeador” del Amkar de Perm. Filiberto sin dudarlo aceptó, este señor le dio las direcciones y Filiberto viajó a la lejana Perm.

Tras dos días de viaje Filiberto se presentó en el club con la carta de recomendación del Ojeador. Y ahí arrancaron los problemas. En el club le explicaron que el señor ojeador había sido despedido hace 3 meses por estar bastante seguido en estado de ebriedad y reclutar jugadores en los parques de toda Rusia. Evidentemente Filiberto era el reciente fichaje etílico de este señor.

Sin dinero y desahuciado Filiberto imploro por quedarse en el club como canchero, alcanzapelotas o lo que sea… pero gracias a su título Universitario quedó como como Contador del Club. La historia no termina de la mejor manera, el Amkar quebró y desapareció de la faz de la tierra. Filiberto volvió a Buenos Aires donde aún busca una mujer… lo podes ver ahi en tu cervecería amiga, sobre una mesa leyendo poesía rusa y tomando la cerveza más extraña que sirva el lugar. Te mirara se rascara su barba, cerrará el libro que lee y te dira “Hola preciosa, sabes que estuve viviendo en Rusia y nunca vi una mujer hermosa como vos?” y así arranca… a vos muchacha Argentina cuidate de los Filibertos que pululan la ciudad.