Beto Rodolfo – Jaguares de Chiapas
Hombre futbolista entregado a los excesos, de un talento superlativo (palabra muy usada en el ámbito del periodista deportivo) de día hacia goles y por las noches salía con su motoneta, tomaba tequila y vino mezclado en lo que el llamaba el “Súper Betolfo” con el que luego olvidaría el resto de la noche para terminar en alguna huerta de Chiapas rodeado de remolacha, dos prostitutas, un cerdo y una bolsa de almidón blanco de máxima pureza.
La idolatría de la gente de Chiapas hacia el lo mantenía como titular y a fuerza de goles hacia olvidar al pueblo y a la fanaticada de sus excesos.
Cuando los ajenos al “mundo Chiapas” vislumbraban (quizás por envidia) el final de Beto Rodolfo en una tragedia de excesos, apareció ella… Filomena.
Filomena era una dulce doncella campesina evangelista y con cara de niña rata. Obviamente no se entrego a los encantos de Beto Rodolfo y este por conseguir su amor dejo todos sus excesos. Hasta dejo el fútbol.
El pueblo de Chiapas lloraba el destino de su estrella de excesos… también los bares, el burdel y hasta el dealer local.
Hoy Beto Rodolfo vive dedicado al señor, reza con Filomena todos los días y vive manejando su camión, camión que el señor (según sus propias palabras) guía por las difíciles rutas mexicanas. A veces los adultos le cuentan a los mas jóvenes cuando ven pasar su camión a una velocidad prudencial, que ese señor era el mejor jugador de fútbol que alguna vez vistió la camiseta de los Jaguares de Chiapas… allá van el Gran Camionero Beto, surcando automóviles como si fuesen jugadores sobre el verde césped.
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