Ethar Al-Batat estaba preocupada por que su hijo Franciscus de 8 años era un niño muy violento y agresivo. le pegaba a todos en el colegio, en la calle y hasta en el taller de cerámica al cual el niño acudía en uno de los barrios de Gaza.
Ya cansada y temiendo que en el futuro su hijo Franciscus se convierta en un… boxeador (si yo se que usted querido lector esperaba la palabra terrorista aqui, feo por usted) ya que ella odiaba ese deporte y temía que a Franciscus lo dejen maltrecho acudió con el niño a un psicólogo.
El letrado le sugirió a la señora Al-Batat que Franciscus practique algún deporte como futbol para canalizar su ira. Y así fue que el niño Al-Batata se inició en el fútbol.
Los años pasaron y ya un Franciscus Al-Batat más adulto llegó a la primera división en Palestina, no era técnicamente dotado pero era un gran volante con marca, con quite, un verdadero perro de presa. Esa intensidad con la que jugaba le permitió llegar a la selección de Palestina… lamentablemente el dia de su debut el encuentro fue suspendido por una lluvia de… excremento de pájaro (y usted querido lector esperala la palabra misiles… deje de prejuzgar por favor) dado que un grupo de terribles niños repartió alimento con laxante a las palomas de alrededor del estadio y esa lluvia de caca obligó suspender el encuentro.
Esa fue la primera y última convocatoria de Franciscus a la selección de Palestina. Al día siguiente una bomba-oferta cambiaría el destino de Franciscus, una empresa de turismo vendía pasajes a sudamérica muy baratos. Y nuestro querido y agresivo sujeto tomó el primer avión directo hacia el World Trade Hostel… ubicado en Barracas.
En las calles de Buenos Aires descubrio su pasion, que no era el fútbol… mucho menos el tango. Al-Batat encontró un lugar donde descargar su ira… donde podía insultar sin que nadie le diga nada y eventualmente alguna que otra vez agarrarse a piñas con alguien. Franciscus se hizo taxista.
Hoy en cualquier esquina de Buenos Aires podes encontrarte con este Palestino que ya habla como Argentino, que putea a los colectiveros y otros conductores y que en su tiempo libre lidera la patrulla anti-uber quemando autos y golpeando gente mientras tararea a todo volumen la cortina del informativo de Radio 10.
Franciscus Al-Batat el crack de Palestina que no fue joya pero si taxi.
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