martes, 8 de enero de 2019

Figurita 138 - Mamberto Paulista - Sao Paulo

Mamberto Paulista

Hay veces que una persona es dos personas, son esas cosas que la ciencia no puede explicar. Mamberto Paulista y Alberto Carlos Mactas son la misma persona.
Alberto Carlos Mactas nació en el barrio porteño de Lugano, no solo no le gustaba el fútbol si no que las veces que jugó era simplemente horrendo.
Alumno medio pelo, no le alcanzaba para abanderado en el colegio ni tampoco para ser del grupo de los revoltosos de fondo. Usaba anteojos ya que era bizco y a veces babeaba un poco cuando se emocionaba hablando de astronomía.

Resulta que Alberto Carlos Mactas era fanático de los planetas y hasta escribió una tesis titulada “Mi Planeta Favorito” en 7mo grado para su clase de “Ciencias Naturales”. Dicha tesis fue desaprobada con un 1 y Carlos Alberto Mactas fue a recuperatorio pintando bolitas de telgopor y armando un Sistema Solar típico.

Cuando el tenia 17 años su madre cometió un error que cambiaría para siempre la vida de Alberto Carlos Mactas. Era Enero en Lugano (como en el resto del mundo) los 35 grados se hacían sentir fuerte y el sol calentaba el asfalto de la calle haciendo un horno de la ciudad. Sediento tras andar en bicicleta Alberto Carlos Mactas llegó a su casa sediento. Su madre le sirvió un vaso de jugo de naranja para reponer algo de Vitamina C. Pero la madre nunca se dio cuenta que no era jugo normal de sobrecito si no que era una botella de jugo concentrado para diluir. El calor era letal y la sed acechaba a Alberto Carlos Mactas, así que este cual borracho se mandó un fondo blanco de jugo concentrado marca “Suin”.

El efecto del “Suin” sin diluir fue trágico. Inmediatamente Alberto Carlos Mactas se desmayó y fue internado de urgencia en el nosocomio más cercano. Las noticias no eran alentadoras, los doctores al tanto del accidente con jugo concentrado advirtieron a la madre que probablemente la vida de su hijo nunca volvería a ser igual. Y asi fue.

Tres meses después Alberto Carlos Mactas despertó del coma. Los doctores revisaron al paciente y no encontraron daño alguno en Alberto Carlos Mactas, su cerebro funcionaba a la perfección, ya no babeaba ni era bizco y todo su aparato digestivo estaba intacto. El único problema es que Alberto Carlos Mactas no respondía a ese nombre y ya no hablaba una palabra en español. Ahora hablaba un perfecto portugués.

Entre alegría y preocupación su familia consiguió un traductor. Y así fue que el explico que se llamaba Mamberto Paulista, que si bien se acordaba de toda su vida el ya no se sentía esa persona que era. El era un brasilero criado en Jabaquara encerrado en el cuerpo de un argentino.

Los meses pasaron y ya nada fue igual. Al poco tiempo de cumplir los 18 años, el ahora Mamberto Paulista abandonó a su familia en Lugano y con sus pocos ahorros, con los que tenia pensado comprar un telescopio, sacó un pasaje a San Pablo.
Los astros del fútbol se alinearon y Mamberto Paulista llegó al fútbol profesional en el Sao Paulo donde disputó un puñado de temporadas. Era bueno y los periodistas aseguraban que Mamberto paulista iba a ser el primer argentino en jugar para la selección de Brasil.

Pero la fama le presentó a una blanca mujer que cambiaría su vida nuevamente y esta vez para siempre. Un dia cuando Mamberto Paulista se iba a hacer un licuado de bananas para recuperar potasio, nadie noto que la leche estaba vencida. Y la historia se repitió… Mamberto Paulista fue hospitalizado, 2 semanas en coma y cuando despertó otra vez era Alberto Carlos Mactas y su talento para el fútbol había desaparecido.

Hoy el… a veces Mamberto Paulista a veces Alberto Carlos Mactas vive en Uruguay, esa especie de limbo entre Argentina y Brasil. Allí el mira al cielo… divisa las estrellas mientras escucha futbol por la radio y sigue atendiendo la licorería que tiene en el barrio de Belvedere en la Montevideo que lo adoptó para siempre.

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